Cuánto afecta la perdida de un amigo...aquel amigo al que le confiaste tus malos momentos, tus alegrías, tus risas y tus llantos.
Aquel amigo que creíste que iba a ser para siempre, al que consideraste tu cómplice, tu guía, tu hermano...aquel al que le contaste todo desde que ayer habías comido fideos con queso a ayer me pelee con mi viejo.
Creíste que su amistad iba a durar mucho tiempo, te imaginaste una vida en dónde tus hijos iban a jugar a la casa del tío/a mientras vos trabajabas.
Cuántas cosas lindas te imaginaste, ¿no?...pero como nada en la vida es perfecto, empezó la indiferencia; el "no me puedo juntar hoy porque tengo tal cosa, nos juntamos otro día"; el distanciamiento; el juntarse con otros y dejarte de lado.
Pero lo más triste empezó cuando todo aquello que le confiaste termino siendo sabido por todos, cuando quisiste hablar para ver cómo salvar esa relación que vos creías de hermandad y en dónde buscabas saber que habías hecho mal para redimirte y no hubo respuestas, dejandote con culpa de dicha separación.
La perdida de un amigo duele más de lo que uno piensa, puesto que con esa perdida del amigo que se alejó, se va un pedacito de nosostros mismos.